Te echo de menos cada día mamá,
7 años, 4 meses y 26 días desde que me rompí por primera vez. ¡Y 7 años 4 meses y 26 días son los que he tardado en llegar a ser quien soy hoy! Pero hoy al fin, me siento con fuerza de levantarme, de sostenerme, ¡llega la recompensa del camino recorrido y la hora de compartirlo!
En este camino, he tenido sobre todo mucho miedo, y muchas dudas.
Se necesitan muchos “huevos” para mirar hacia dentro, para recorrer un camino de autoconocimiento, para encontrarte con tus sombras…pero te digo, ¡que vale mucho la pena para al fin poder conectarte con tu luz que te hace imparable!
¡Algo ha hecho clic en mi cabeza! ¡Y ahora sé que es mi momento! ¡Me he despojado de muchísimas cosas y personas, pero sobre todo de la necesidad de buscar la aceptación de los demás! Ahora entiendo, que todos somos únicos y perfectos como somos en el momento que estamos viviendo en el presente, ¡y yo desde luego pienso vivir la vida desde esa unicidad!
¡Tengo tanto que agradecer! ¡Que no me cabe en el pecho! Incluso que te fueras antes de tiempo mamá, ¡porque incluso eso me ha ayudado a ser quien soy hoy! y aunque te echo de menos cada día tu legado, mi propósito de vida me ayuda cada día a seguir recorriendo este camino que me lleva a ayudar a los demás, ¡a salir de sus sombras para juntos llegar a ver de nuevo la luz! No me queda más que compartir con el mundo, este camino, que me ha permitido hoy ser como ese Águila de cuello blanco, que se eleva, y se permite ver, escuchar, sentir, disfrutar, vivir, ¡más allá de lo superficial! Más allá de lo que nos han dicho que somos, pero sobre todo de lo que creemos que somos.
Deja una respuesta